RSO 01/07/2022.- “Los príncipes me han perseguido sin causa; pero mi corazón está asombrado por tu palabra. (Salmos 119:161)
Qué glorioso para nosotros tener el privilegio de vivir por fe, vivir en respuesta a la Palabra de Dios y sus muchas promesas. En este Salmos, los príncipes (gobernantes) literalmente amenazaron la vida de David en varias ocasiones y le causaron mucho miedo y consternación. Incluso el Rey de Israel (Saúl) que sabía que Dios lo había rechazado y había elegido a David para ser Rey de Israel. Pero en lugar de que David temerá lo que el hombre pudiera hacerle, estaba asombrado por la Palabra de Dios.
El verbo hebreo para "desta en asombro" (pahad) en realidad significa estar en gran miedo y temblor. Es un sinónimo del verbo hebreo mucho más común para miedo (yare). De hecho, el Salmos 27:1, usa ambos verbos; “El SEÑOR es mi luz y mi salvación; ¿a quién he de temer [yare]? el SEÑOR es la fortaleza de mi vida; ¿de quién tendré miedo [pahad]? ”
Una fuerte reverencia por la Palabra de Dios es una parte saludable de la vida de aquellos que han sido adoptados por nuestro Señor Jesús. Isaías 66:2 dice, “Pero a este hombre miraré [Yahweh], aun al pobre y de espíritu contrito, y temblaré ante mi palabra. "Ezra 9:4 dice, "Entonces se reunieron a mí todos los que temblaban ante las palabras del Dios de Israel. ”
Pero no somos simplemente para reverenciar profundamente la Palabra de Dios. El versículo que sigue 119:161 nos dice: "Me regocijo en tu palabra, como el que halla gran botín" (Salmos 119:162). Y en el versículo 127: “Por tanto, amo tus mandamientos sobre el oro; sí, sobre el oro fino. ”
Cuando se trata de la Palabra de Dios, debemos regocijarnos por ella y desearla profundamente. Nuestra oración es que cada lectura de estas palabras sea capaz de regocijarse de la Palabra de Dios y desearla profundamente.
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