¿Qué es, en esencia, la adoración?
a. Es cumplimiento del primer y más grande mandamiento: "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente".
b. Es la relación más profunda entre el creyente y su Dios. Es el amor respondiendo al amor. Es el creyente dándose a sí mismo en amor a su Dios. Es la expresión más plena de gratitud, amor, admiración y reverencia; no tanto por las bendiciones que recibe, sino por lo que Él es, expresado en ese anhelo por Su presencia.
La expresión de la adoración
a. La adoración es esencialmente interior, subjetiva y espiritual, pero se exterioriza de diferentes maneras:
- Momentos de silencio, quietud y contemplación.
- Momentos de solemnidad, reverencia profunda.
- Momentos de quebrantamiento y lágrimas.
- Adorando con palabras y con el entendimiento, o con lenguas del Espíritu.
- Cantando con el entendimiento o con el espíritu.
b. La forma de expresión no determina su intensidad. Lo que hacemos no produce adoración. Es la adoración lo que busca expresarse, así como los abrazos y besos no producen amor, sino que el amor busca expresarse por medio de ellos.
c. Las limitaciones de la adoración. No importa la forma de expresión que usemos, nunca podremos expresar plenamente todo lo que sentimos en la presencia de Dios, ni tampoco podemos adorar todo lo que Dios merece, debido a nuestras limitaciones e imperfecciones humanas.
Por eso es necesaria la adoración corporativa como iglesia. Lo que no podemos hacer individualmente como miembros, el cuerpo de Cristo sí lo puede hacer.
Por eso es tan importante la participación de cada creyente en los cultos de adoración de la iglesia.
d. Las bendiciones de la adoración. Adorar es entrar en la presencia de Dios; es entrar en contacto con la gloria de Dios. Fuente: H. Lay
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